martes, 10 de mayo de 2016
viernes, 6 de mayo de 2016
Altas capacidades: apuntes de nuestra experiencia en familia.
Altas
capacidades: apuntes de nuestra experiencia en familia.
Quiero compartir algunos de los éxitos y fracasos que
hemos tenidos en nuestra familia con respecto a las altas capacidades.
Por mi formación y
experiencia mucho antes de los tres años de mi hijo el mayor ya sabía que algo
pasaba: seriar antes que andar, la adquisición precoz del lenguaje, lectura
sobre los dos años, intereses variados, preguntas imposibles… un montón de
anécdotas que los padres de este tipo de hijos tenemos y que no merece la pena
detallar. Inevitable aburrimiento en la escuela, sospecha de TDHA,… Y aquí
probablemente el primer error aceptar la medicación. Esta le gatilló una
epilepsia que ha estado medicándose
hasta los 17 años. Pero sobre todo quería hablar de cosas que nos han servido.
En casa desde que comenzaron
a ser las cosas originales, decidimos tener una asignatura familiar anual que
teníamos que aprobar todos. La meditábamos en verano haciendo presente las
necesidades de todos – los padres y los tres hijos- , en septiembre había breve
debate familiar explicando la motivación y los objetivos y se publicaba en BOE
( léase Corcho de la cocina)
Alguna de esas asignaturas
no las hemos aprobado aún, otras con creces y otras progresamos adecuadamente,
pero sobre todo han servido para que los hijos, las altas capacidades y los
talentos especiales crezcan como personas integrales.
Creo que la primera fue “Lo que me interesa a mí no le tiene
porque interesar a todo el mundo” Surge de la sensación que trasmitía
claramente “Mama, a mí el futbol no me gusta y todos juegan al futbol” en esa
época estaba interesado en la tabla periódica y en los peces, cosa que a los
niños de cinco años no le importaba nada. Por lo cual el trabajo consistía en
encontrar temas comunes con los demás. Nuestro objetivo era no castigar los
intereses originales o impropios de la edad pero si crear puentes hacia los
demás. Y la verdad es que ese año aprobamos todos. Todo el mundo se esforzó en
buscar temas en común desde los intereses propios hacia los de los demás.
Otro año fue “Todos somos minusválidos”, y por tanto
todos nos necesitamos unos a otros. Esta
ha calado mucho y después de 15 años sigue usándose como muletilla cuando
alguien sobresale mucho en algo, o se le sube el ego, o le sale algo fatal o toma
conciencia de su limitación.
“Tolerancia
0 a las faltas de respeto”, fue muy útil para el trato con las
personas y las cosas. Esta asignatura, con adolescentes en casa, estamos a
medio camino, no siempre se respeta el trabajo de los demás –véase limpieza y
orden- o los tiempos y ritmos de todos los que vivimos en familia, o alguna voz
más alta que otra.
Algún año estuvimos en “Haz de tu corazón una casa para todos” otro “Cada uno lo suyo con responsabilidad”, “Venimos
de un linaje de originales”, con
idea de poner el foco en todos los que nos preceden, y que nadie se sintiera
tan único, diferente o especial.
No soy capaz de recordar
cada año, solamente quería compartir este sistema de asignaturas familiares anuales como una herramienta que nos ha sido
útil para el crecimiento como familia.
Por última comentar que
nosotros tuvimos un diagnóstico privado pero nunca quisimos que estuviese en
Seneca, porque las etiquetas, es cierto que unen: pertenecer a un colectivo te
puede facilitar ayudas, becas, atención... pero como todo lo que une separa;
los profesores conocían el diagnóstico algunos buenos profesionales lo hicieron
maravillosamente bien y otros hicieron lo que pudieron, pero es cierto que
también siempre pensamos que la educación se consigue fundamentalmente en casa,
y es responsabilidad ineludible de los padres.
Miryam Soler
Psicóloga Clínica
Psicoterapeuta
Tutora UNED
Madre y esposa de
personas con altas capacidades
jueves, 5 de mayo de 2016
No tienes un trastorno tienes un don.
Lo que me hace especial y
diferente, lo que me ha permitido buscar soluciones creativas, lo que me ha
permitido encontrarme con personas, lo que me ha facilitado estudiar lo que
estudio, lo que me hace ser sensible a los problemas de los demás… todo eso es
“mi trastorno mental”
He tardado tiempo en darme
cuenta, me cuesta aceptarlo en mi misma; me cuesta verlo en mi prójimo, y más
cuanto más próximo. Es más fácil quejarme de la singularidad de la persona con
la que me cruzo, de su diferencia. Estamos más acostumbrados a enjuiciarlos o
incluso a etiquetarlos y diagnosticarlos.
Otra cosa que sale con facilidad
es trocear a la gente: la persona y su tumor, la persona y su depresión, como
si no fuera parte de uno mismo, y una parte
esencial.
Por esto quiero gritar a los
cuatro vientos “ No tienes un trastorno tienes un DON” que eso que te hace
especial y única como persona.
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